lunes, 24 de septiembre de 2012

Poveda: el ave fénix

Viernes 14 de septiembre de 2012

POVEDA: EL AVE FÉNIX
Alejandro Cañestro

Sentenciaba Arthur Danto hace unos años que el arte había muerto,
especialmente aquellas manifestaciones relativas a la obra gráfica, ya que se perdía ese
aura sobrenatural que rodeaba a la pieza artística única e irrepetible. Pues bien, puede
decirse de entrada que no sólo el arte no ha muerto sino que está más vivo que nunca y
esa misma condición orgánica queda patente en esta selección de la última obra del
artista José García Poveda, quien se nos muestra con un renovado registro
personalísimo y profundo, en el que parece sentirse cómodo y realizado. Artista,
absolutamente artista. Y, es más, renacido artista cual ave fénix pues, tras su brillante y
reconocida trayectoria, desde hace más de tres años no ha dudado en investigar
incansablemente y, lo que es más importante, ha sabido aprovechar todo aquello que ha
encontrado o ha llegado hasta él. Los frutos de ese arduo trabajo revelan que tanto su
pintura como su paleta han cambiado y avanzan ahora hacia otras perspectivas, hacia
otra forma de entender el hecho artístico en la que prima mucho más la abstracción y la
geometría en detrimento de las formas, por lo que esta pintura de Poveda podría ser
catalogada como informalista aunque no llega a perder y descuidar las formas
reconocibles; sin embargo, admite de buen grado un gusto por la abstracción, por lo,
aparentemente, carente de apariencia y asunto, lo que evidencia un complejo universo
espiritual, pudiendo afirmarse que el arte de Poveda no muestra lo material de este
mundo sino que aspira a insertarnos en un ámbito más elevado, un arte con valor
universal, válido en cualquier época o contexto cultural. Su pintura denota una exquisita
formación e información, pues reflejadas en ella se ven todas las influencias que acusa,
desde la geometría pura de los constructivistas y suprematistas rusos como Malevich,
hasta el caótico orden de Kandinsky, el neoplasticismo lineal y geometrizante de
Mondrian y, por qué no, algunos rasgos del futurismo de Severini o Boccioni, referentes
todos ellos sobradamente conocidos y que se dan cita, en una suerte de íntima
comunión, en estas obras. Mención aparte merece, evidentemente, el color, que bien
podría relacionarse con el de aquel fauvismo de inicios del siglo XX que abogaba por
una pintura construida con los contrastes de colores puros. En suma, una exposición,
ubicada en la Lonja del Ayuntamiento de Elche hasta inicios de octubre, muy completa
que habla de un artista muy completo, que es prototipo sin ningún género de dudas del
artista del mundo contemporáneo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario