NUEVAS FORMAS DE COGER UN PINCEL
Alejandro Cañestro (@alejandroelx)
Parece
evidente que para pintar se necesita un pincel untado con pigmentos de colores,
un soporte y una mano que guíe al primero. Efectivamente, el pincel y el
soporte estaban dentro del universo de una de tantas artistas japonesas pero no
su mano –y no porque fuera manca–, pues empleó otra parte de su cuerpo para
accionar la brocha. ¿El nombre de la genio? Shigeko Kubota. Sin duda, la vagina
es sublime y a su faceta de creadora de vida se le unió en 1965 la de servir
como útil artístico. Hubo quien dijo que esta práctica era dolorosa y
denigrante para la mujer, si bien el “Vagina Painting” constituyó en su día una
arriesgada apuesta, en unos momentos en los que cabía dar un paso más porque ya
todo había sido inventado. Pueden pensar que emplear tan íntimo receptáculo
para albergar un pincel y plasmar en un lienzo algo que pudiera ser considerado
arte debía suponer entrar en controversia con los métodos ortodoxos de hacer
arte, pero todo estaba ya ideado y ya se permitía todo. No fue Kubota una
artista típica, así como tampoco lo fue Lilibeth Cuenca Rasmussen, una danesa
que se subió al carro más tarde y creyó haber descubierto las Américas al
insertarse el pincel en la vagina y “dale que te pego”. Y otra rama de aquello
sería la denominada “iconografía vaginal”, con el fin de reflejar la necesidad
de explorar su propia identidad y plasmar su sexualidad, mostrando al mundo su
experiencia como mujer y huyendo de todos los añadidos con que, supuestamente,
el hombre había cargado al arte. Fueron estas artistas muy criticadas y
polémicas precisamente por abanderar un movimiento que rechazaba todo
componente masculino y que reivindicaba el papel justo que debía desempeñar la
mujer en el mundo del arte y, en definitiva, en la vida. Todo un alegato a la
creación, sí señor. N.B.: hoy acompaña al texto una ilustración de Paz García
(@peisss), algo que será habitual a partir de ahora.
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