viernes, 12 de octubre de 2012

Arte boca abajo



Viernes 12 de octubre de 2012

ARTE BOCA ABAJO
Alejandro Cañestro (@alejandroelx)

 
 
             Esta columna no versa sobre el famoso cuadro del rey Felipe V conservado en Gandía y que está colgado con el monarca boca abajo, no. Si no que más bien se trata de otra cosa… Sin duda Wassily Kandinsky (1866-1944) fue uno de los más grandes genios de la historia de la pintura del siglo XX pero ¿en base a qué se ha afirmado con rotundidad tal juicio subjetivo? Muchas son las circunstancias que llevaron al ruso a coger un pincel y plasmar sobre una superficie aquello que su mano disponía, si bien fue uno de los pioneros de la abstracción, un arte no figurativo, sin tema, cada vez más autosuficiente y sin depender de nada que corroborase su auténtico rango de obra de arte. Cuando en 1910 pintó su primera acuarela abstracta inauguró una corriente en la que formas y colores se daban cita en una suerte de íntima pero caótica comunión, influenciada por lo esotérico y lo teosófico. Ya formaba parte del juego la filosofía y lo que el artista quería expresar, lejos de retratos de reyes y nobles o representaciones de Cristos y Santos. El arte había cambiado  y se comenzaba a dirigir entonces hacia otros derroteros. Cuenta la leyenda que descubrió Kandinsky la abstracción al ver un cuadro suyo boca abajo y se sintió tan atrapado por el universo que se le abría ante sus ojos que empezó a instalarse en esa estética de líneas y formas geométricas, que le valdrían la fama internacional. Fue Kandinsky de esos artistas completos, un Miguel Ángel del siglo XX, pues a su faceta de pintor se le unía la de teórico con libros como “De lo espiritual en el arte” o “El punto y la línea”, que confirmaban y justificaban tanto la valía del arte abstracto como la personalidad creadora de este genio. ¿Puede decirse, por tanto, que la abstracción en el arte nace con este artista? La mayoría de los historiadores del arte así lo afirman porque lo que pretendió, incluso desde sus inicios con el grupo Der Blaue Reiter (“El jinete azul”) fue hacer un arte subjetivo, con capacidad para expresar los estados de ánimo y sin una lectura aparente, algo que, en definitiva, se convirtió en característica principal de la abstracción.




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